Son momentos en los que la atomización laboral es una tendencia. Ahora, cualquier profesional apenas es ascendido quiere tener su oficina propia. Los empleadores, por su parte, instalan cubículos en las oficinas para que su personal interactúe lo menos posible y así se concentre más en su trabajo.
Pero, de verdad, ¿estas medidas son acertadas? En esta ocasión, revisaremos los 5 principales beneficios de instalar una oficina sin fronteras físicas entre los empleados; es decir, son oficinas donde las personas son vecinos y lo único que los divide es el espacio del escritorio. A ver si te animas a seguir este ejemplo:
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Menos costos
Instalar oficinas independientes conllevará a instalar un teléfono por cada espacio, aire acondicionado, mesas y sillas, una impresora y algún que otro equipo más que solicite el personal a cargo de dicho espacio. ¿No sería mejor que los equipos se compartieran entre todos los trabajadores? ¿Para qué tener varias impresoras si con una sola conectada a red pueden trabajar varias personas a la vez? ¿Cuál es el sentido de que cada espacio tenga su propia cafetera si con una sola cada empleado puede servirse a la hora que desea? La economía por delante, es una máxima de los negocios.
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Menos distracciones
Esto puede resultar llamativo, pero lo cierto es que trabajar en una oficina abierta produce menos distracciones en el personal. Toma en cuenta estos detalles cuando una persona está sola en una oficina: sus familiares vienen a visitarlo, sus amigos de la oficina vienen a platicar durante horas, tiene la tentación de permanecer varios minutos en las redes sociales, o quizás, de estar al teléfono durante más tiempo de lo normal. En una oficina grupal, esto resultaría imposible ya que cada empleado estaría bajo el ojo vigilante de sus propios compañeros.
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Mayor competencia
Otro aspecto a favor de las oficinas colectivas es que promueven una mayor competencia entre colaboradores. Por supuesto que aquí hablamos de sana competencia. Si uno ve a un compañero que está empeñoso en hacer su trabajo, nosotros también sentiremos el deseo de dar más del 100% en nuestras tareas rutinarias. La buena energía se transmite de forma más rápida bajo entornos abiertos.
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Mayor networking
Supongamos que necesitas que te hagan un diseño y no eres la persona encargada en la empresa de hacerlo. En un entorno normal, tendrías que llamar al anexo del diseñador o enviarle un correo electrónico para que acceda a realizar el diseño para tu trabajo. Pero, muchas veces, la espera de una respuesta puede ser larga y tediosa. Eso no ocurriría una oficina abierta… uno simplemente se acercaría al diseñador y le preguntaría si está disponible para hacer ese trabajo. La respuesta es inmediata y en la mayoría de los casos, afirmativa.
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Más posibilidades de obtener buenas ideas
Un aspecto olvidado de las oficinas abiertas es que en el coloquio distendido entre colegas surgen las mejores ideas para la empresa. Uno tiene la oportunidad de compartir con los compañeros sobre lo que se está haciendo bien, lo que no se viene realizando de forma adecuada y las maneras cómo pueden mejorarse los procesos al interior de la organización. La oficina se transforma en una pequeña ágora ateniense. Por tanto, no más fronteras físicas en la oficina, dejemos que todo fluya a través del encuentro directo entre colaboradores.